jueves, 28 de abril de 2016

La cerveza desde otro punto de vista.

Queridos amigos, no se me asusten, no he descubierto unas pastas de té hechas con cerveza ni un ambientador para la casa con su aroma, ni una mermelada con su sabor. Hoy os voy a hablar -brevemente para no aburrir- de la levadura de cerveza, de uno de sus beneficios y de mi experiencia. Sí, sé lo que estáis pensando: que esto va a ser un tostón y que yo antes escribía sobre moda, motor, decoración, arte, sitios para salir, restaurantes... y últimamente hablo de salud y médicos. Cosas de la edad. Tristísimo. Pero es que envejecer tiene estas consecuencias, empiezas a hacer aguas y, una vez que te pones, es difícil parar.

No entendéis nada, ¿verdad? Yo tampoco.
Mi problema, perdón, uno de mis problemas, desde hace décadas era mis uñas.  No porque las sacara mucho sino precisamente porque no podía sacarlas de paseo y menos pintármelas. Aunque normalmente me las vierais con color, aquello era un puro espejismo. Para mí pintarlas era un deporte de riesgo porque siempre las había tenido tan débiles que se me deshojaban, reblandecían y despegaban y todo incrementado con lavado de manos continuo, una de mis muchas manías,  hacía que casi se me disolvieran.
Cansada de que los médicos me dieran siempre vitaminas que efectivamente funcionaban pero que al dejar de tomarlas volvía la uña a su estado inicial deplorable, me decidí hace poco más de dos meses a tomar levadura de cerveza que, según me había informado a través de una fuente fidedigna, Google por supuesto, tenía lo que yo llamo el "efecto licántropo", o sea, que el pelo y las uñas te crecían por doquier.

Fotograma de "La mujer lobo de Londres". No confundir con la mujer loba que es otra cosa bien distinta.

Nunca he sido muy creyente en los beneficios de los remedios caseros. Una vez me hice una mascarilla para pelo seco con aceite de oliva y estuve varios días con la cabeza como una sartén: se podía freír un huevo perfectamente con la grasa. Aparte, siempre he pensado que el medicamento, la cosmética o lo que sea que ingieras o te apliques, fabricado por un laboratorio, lleva las dosis exactas y yo no voy a hacerlo mejor sin estudios previos y sin experimentar en otros seres vivos. El caso es que claudiqué y opté, como os digo, por este remedio natural. Increíblemente, ahora tengo unas uñas que se aproximan a la "normalidad". No son para presumir pero a mí me valen. Tres cucharaditas de levadura por las mañanas han obrado el milagro. Un remedio barato con cierta dosis de sacrificio porque, saber, sabe a rayos, aunque la compréis "desamargada". (Por cierto, ese proceso de "desamargar", ¿no se podrá aplicar a las personas?).


Ya puedo arañar sin problema. Este año me voy a las rebajas.

No tengo comisión en las ventas, lo aseguro, pero no puedo más que aconsejaros la ingesta de este honguito que tiene múltiples propiedades, aparte de la que yo os comento hoy. Si os repele el sabor, lo tenéis en pastillas aunque a mí me gusta más tomarlo como Dios lo trajo al mundo.


Y nada más, queridos míos. La próxima semana, prometo haceros una recomendación con algo de glamour y dejarme de achaques de vieja prematura.
Un besito, mimos y achuchones.

Sylvie Tartán.

viernes, 22 de abril de 2016

Oda a la lluvia.

Queridos amigos, como ya sabéis muchos, me instalé en un recuncho del noroeste de España hace poco más de dos años tras vivir más de veinte en Madrid. La verdad que Galicia, cual padre de hijo pródigo, me recibió con los brazos abiertos y multiplicó por un millón las expectativas que tenía.
¿Diferencias con mi vida anterior? Imposible enumerarlas todas pero hoy quiero hablaros de una de ellas y es la climatología. Diréis, "pero bueno, ¿es que no sabía esta chica que en Galicia llueve?". Sí, lo sabía. ¡Lo que no sabía era que llovía tanto! Mi madre me engañaba cuando vivía en Madrid, porque siempre me decía que hacía muy buen tiempo. A mí, me extrañaba, porque sobrevolando la península ibérica en avión, el territorio madrileño y el castellano se veían amarillos y llegando a Galicia, aquello era completamente verde. Eso me daba que pensar. Además los testimonios de los padres no suelen ser muy fiables: "esta noche vienen los Reyes Magos", "qué guapa eres"... y multitud de mentirijillas que les gusta decir.

Esta frondosidad es sinónimo de abundante lluvia, os lo aseguro. (Capilla del Pazo de La Saleta, en la Ruta de la Camelia)

Tampoco hay que dejar de lado el frío. Acostumbrada a quitarme las medias después de Semana Santa, una tradición que cumplía a rajatabla y de manera rigurosa durante mi vida capitalina, ahora tengo que esperar al cuarenta de mayo, literalmente, para deshacerme del revestimiento de fibra elástica que no veáis lo incómodo que llega a ser al cabo del tiempo. Es por todo esto que los gallegos tenemos dificultades para la producción de la vitamina D según he constatado con la comunidad médica de la zona.

A la mínima oportunidad me rodeo de  la compañía de mis chicos:  Lorenzo y Manolo.

Aunque ahora puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que en Galicia hace mucho frío y llueve mucho, no creáis que llegué a este convencimiento rápidamente. No. El año pasado, todavía, ilusa de mí, tuve la esperanza de que el anterior hubiera sido una excepción y tras la Semana Santa, se me ocurrió hacer el "cambio de temporada" en mi armario. Las pasé canutas, no os digo más, y juré emulando a Maureen O'Hara, no volver a pasar por esto mientras viviera. Y todo porque el gallego, de por sí, trata de ocultar la lluvia y sólo hace publicidad de los días de sol y playa. Por eso, cuando vienes aquí a vivir o a pasar una pequeña temporada, te llevas el chasco.


Granizo, lluvia y viento en abril 2016. 

Señores, en Galicia llueve y llueve mucho. Es un error  intentar hacer creer que tenemos el clima de Marbella y que las praderas y los bosques se riegan solos por la noche. Claro que hay días de sol e incluso sufrimos sequía y claro que "el hombre del tiempo" dice muchas veces que llueve y resulta que justo ese día no es así. Pero no nos engañemos, llueve mucho y esa es la razón de que los paisajes sean tan bellos. Además de esa fructífera lluvia tenemos otras cosas, como el mejor marisco del mundo, unos bosques y jardines inigualables, hermosas playas no masificadas (precisamente gracias a nuestro clima), una gastronomía de primera, unos vinos que dan la vuelta al mundo y un patrimonio espectacular.  El error de todo esto es ver la lluvia como una enemiga cuando precisamente son las precipitaciones las impulsoras de todo lo bueno de esta tierra. ¿Se puede cantar bajo la lluvia? ¡Por supuesto que sí!


Con minivestido de Asos y completamente feliz. 
¡La lluvia es vida, es divertida, da suerte y nos regala multitud de cosas buenas! ¡Dejen ya de decir lo contrario, por favor! 
Besos, abrazos y mimos varios desde esta hermosa tierra.

Sylvie Tartán.

domingo, 17 de abril de 2016

Castelao en el Museo de Pontevedra, ¡cita imprescindible!

Queridos lectores, ir a un museo puede ser una de las experiencias más gratificantes y placenteras que existen. Ya lo he dicho. Soy consciente de que esta frase, si yo fuera famosa, acabaría siendo un escándalo: "¡Sylvie Tartán solo se divierte en los museos! ¡Toda la exclusiva en el interior!". Y es que el interés por la cultura no es algo que abunde mucho en nuestra querida España. A pesar de ello, estoy segura de que todos mis compatriotas han nacido con la parte de cerebro en la que se experimenta un mayor flujo sanguíneo y, por tanto placer, al observar una obra de arte y que, el problema radica en que dicha área cerebral no es estimulada con frecuencia. En aras de evitar la atrofia involuntaria del hipotálamo, sigan leyendo, pero si prefieren rechazar el estímulo, corten por lo sano y olviden lo que les he dicho.

Liberando dopamina al lado de este Castelao. 

Hace unos días, se me presentó la genial oportunidad de asistir a la visita guiada de una de las grandes exposiciones que conmemora el 130 aniversario del nacimiento de Castelao, en concreto la exposición "Castelao artista. Os fundamentos do seu estilo 1905-1920", en el Museo de PontevedraLa gran suerte fue que como guía tuvimos al propio director del museo, Carlos Valle y, si ya una visita explicada es la bomba, imaginaos si ésta lo es por el impulsor, responsable de la exposición y "conseguidor" de algunos de sus cuadros de manera definitiva para el museo. ¡Ahí es nada! 

El primer cuadro de Castelao como artista que recuerda a Las Meninas de Velázquez por su temática.
En la muestra vais a descubrir verdaderas maravillas del que fue también pensador, político y activista social a través del arte, disfrutaréis de auténticas sorpresas, conoceréis técnicas del artista, os sorprenderéis con la importancia que tuvo en su época a nivel internacional y os solidarizareis con sus preocupaciones y su lucha por el pueblo gallego, y todo, todo, rodeado de belleza y arte magistral.


Detalle de "O emigrante" (1916).

Yo fui una privilegiada pero que sepáis que todas las semanas hay visitas guiadas a la muestra. Concretamente los miércoles y los sábados a las 7 de la tarde, así que, si venís a visitar Pontevedra o vivís en la ciudad, no dejéis de caer rendidos a esta experiencia "liberaendorfinas". Hasta el 5 de junio. ¡Ojo que el tiempo vuela!

Castelao el día de su boda con Virginia.  

Imposible conocer Galicia sin conocer a Castelao.
Sexto Edificio del Museo de Pontevedra. 
Teléfono: 986 80 41 00.

¡Besos, abrazos, y arte, amigos!

Sylvie Tartán.

martes, 12 de abril de 2016

Oxidarse o no oxidarse, esa es la cuestión.

¡Ay, queridos lectores! ¡Cuántos quebraderos de cabeza nos da esto de envejecer! Yo, sin ir más lejos, siempre me encuentro ante el dilema de gastarme un dineral en cremas antiarrugas de alta gama o destinar un mínimo presupuestario para ir cubriendo el asunto, o sea mi piel, como Dios me dio a entender. El mes pasado elegí la primera opción y este mes me ha dado por la segunda, así que ahora mismo me encuentro combinando cremas y sérums pertenecientes a estratos sociales diferentes que, al contrario de lo que pudiéramos pensar, conjugan perfectamente, conviven en armonía y se ayudan los unos a los otros. Hermosa estampa, ¿verdad? ¡Pues, no!

Mezcla, mezcla que algo queda.

La única crema "antiedad" efectiva que existe sería aquella de la que, al abrir la tapa, saliera una pequeña pistola que te pegara un tiro en la frente. Eso sí es "antiedad", señores. Dejas de cumplir años en el acto y, por tanto, el envejecimiento se paraliza por completo y los radicales, que por lo visto ya eran libres pero estaban ahí retenidos, se liberan por completo y buscan una nueva víctima a la que hacer envejecer. Pero las actuales cremas que prometen milagros, que ya quisiera la Sábana Santa tener esos poderes, me temo que no cumplen las expectativas. O es que yo siempre estoy entre el 18% de mujeres a las que no les hace nada -no hay crema que se precie que no dé una estadística exitosa de sus resultados- o es que a alguien le está creciendo la nariz en Suiza, Japón y resto de países donde se fabrican los mejores ungüentos para la piel.

Sylvie Tartán en su momento... ¿crematorio?

En fin, queridos, tanto si aceptamos la oxidación, sometiéndonos al paso del tiempo y decidiendo ser felices soplando velas de tarta,  como si nos infiltramos vitaminas y botox paralizantes, nos estiramos en un quirófano y celebramos nuestro cumpleaños en una clínica de rejuvenecimiento, esto ya sabemos cómo acaba... MAL en el 100% de los casos. Testado en humanos e incluso animales. Así que aconsejo disfrutar de todo al máximo mientras dure, con pellejo o sin él.

Besos, abrazos y mimos varios.

Sylvie Tartán.

domingo, 10 de abril de 2016

Valium de por vida.

Queridos lectores, está claro que, aunque nuestra capacidad sorpresiva va menguando con los años, siempre hay algo que la despierta repentinamente y hace que volvamos a plantearnos lo de que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza. A mí eso siempre me ha parecido rarísimo, de verdad.
Yo, que estoy recién resucitada y ando como loca de aquí para allá recuperando el tiempo perdido, tuve que recurrir hace unos días al médico. Sí, os confirmo que cuando se resucita, se resucita con los mismos achaques que uno tenía en vida, con lo cual, esto no es ningún chollo. Pero menos da una piedra y sobre todo si es una piedra donde está inscrito tu nombre y apellidos con un angelote en  medio.

Como veis, lo que se dice buen aspecto, buen aspecto... no se tiene. ("La Resurrección de Lázaro" de Juan de Flandes).

Continúo. Yo, que sólo voy al médico en casos de urgencia extrema y casi en peligro de muerte, se me ocurrió acudir el otro día para solucionar un problema de dolor muscular en el cuello que llevaba sufriendo años por absoluta dejadez. Ni corto ni perezoso, mi médico de cabecera al ver las radiografías poco más que me vuelve a condenar a muerte. Que si tengo un desgaste galopante, que si llego a vieja, tela marinera lo que me espera... Vamos, la alegría de la huerta. Y nunca mejor dicho porque la consulta está rodeada de berzas, grelos y demás hortalizas de consumo habitual por estos lares. Ante semejante diagnóstico -os recuerdo que estoy recién resucitada y no estoy para bromas-, le pregunté tímidamente si no se arreglarían los dolores con un poco de fisioterapia. "Nada, eso no te va a hacer nada". Haciendo acopio de paciencia y valentía, le sostuve la mirada para recibir su veredicto. "Media pastillita de Valium todas las noches y si te va bien, te lo receto de manera crónica". La verdad que lo primero que pensé fue en comenzar a traficar con esas pastillas que estoy segura que en el mercado negro se venden estupendamente y a precio razonablemente caro. Como os contaba hace muchos años en mi particular Purgatorio, he debido de tener un ascendiente lejano delincuente porque os juro que le afirmé con la cabeza mientras extendía la receta y en lo único que pensaba era en buscar el contacto idóneo para dar salida al material. A veces hasta yo misma me sorprendo con mis pensamientos.
Por supuesto, acudí a la oficina de farmacia más cercana para adquirir mi primera cajita de Diazepam y... no se me asusten, también la última si Dios quiere. Lo que sí hice fue llamar a un fisioterapeuta que, tan solo con una sesión, ha hecho que desaparezca casi todo el dolor. Vamos, un encanto mi ex médico de cabecera y sus métodos matasanos y "devuelveresucitadosalatumba". Y no os preocupéis, sigo durmiendo de un tirón, sólo que ahora tengo una mano a la que agarrarme, aunque sea de cartón.



Eso sí, si alguno de vosotros necesita un Valium, tenéis mi contacto en el perfil.
Cuidaos mucho y no os fiéis de nadie. Besos, abrazos y mimos varios. 

Sylvie Tartán

Y al tercer año, ¡resucitó!

Queridos lectores, ¡¡la resurrección ha acontecido!! Tras pasar por El Purgatorio de Sylvie Tartán y, gracias a vuestras oraciones y plegarias, llegar a El Cielo de Sylvie Tartán, a día de hoy, y en respuesta a vuestros siempre abundantes y fervientes rezos, he vuelto a la vida. La Resurrección de Sylvie Tartán es hoy una realidad palpable y, sobre todo, legible. ¡¡¡Bienvenidos a mi nuevo hogar!!!

Sylvie Tartán resucitada. ¿O acaso no creíais en la otra vida? Ay, ay, ay...
¡Besos, abrazos y mimos!

Sylvie Tartán.